Evaluación 1° de secundaria

El viento

Galopaba el viento por la llanura y con zumbido de triunfador mugía:
- Todo es mío. Soy el más fuerte. Nada puede cerrarme el paso.
Reía y cantaba hasta que algo lo hizo detenerse.
- ¿Qué ven mis ojos?- bramó-, ¿Quién se atreve…?
Un pino joven se mantenía tieso en medio del llano.
- ¡Apártate! Ahora verás.
Infló el viento su pecho y sopló con todas sus fuerzas una ráfaga de huracán. Se oyó un quejido, pero el pino resistió.
El viento, irritado, lanzó una nueva bocanada. Se curvaron un poco las ramas del pino joven, pero las raíces y el tronco se mantuvieron firmes.
Un año más tarde pasó de nuevo el viento, pero el pino seguía allí. Al lanzar su última bocanada de aire, se fijó en que, a los pies del pino, habían nacido otros pinos pequeñitos, producto de las semillas que cayeron al suelo gracias a la fuerza de su soplido. Año tras año los pinos crecieron y nacieron muchos otros hasta formar un espeso bosque.
Finalmente, después de muchos años, el viento se paró a la entrada del bosque y suplicó con voz doliente:
- Por favor, ¿me dejas pasar al otro lado?
- Sí –dijo el bosque-; pero pasa con cuidado, que hay ramas que duermen y ardillas que trabajan y búhos que estudian y hormigas que construyen casas.
El viento pasaba despacito, convertido en brisa.
Nieto, Ramón. Cabriola 4, Santillana, Madrid, 1998.